Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

viernes, 22 de febrero de 2008

Aprender a convivir

En un artículo de Manuel Pimentel, titulado Convivencia, en el libro Glosario para una sociedad intercultural, coordinado por Jesús Conill, y editado por Bancaja en el 2002, leemos reflexiones interesantes.
Es un texto que ya tiene 6 años y algunas afirmaciones ya no son, ahora, reales, como ésa de que tenemos una baja tasa de inmigración; pero el fondo del artículo es muy acertado.




Uno de los objetivos de cualquier estado es arbitrar los mecanismos de convivencia entre los distintos grupos e intereses que conviven en su seno. La convivencia entre los distintos no es un sentimiento natural, ni aflora espontáneamente. Como mamíferos sociales que somos, anida en nuestras entrañas un fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo determinado; nuestra primera reacción ante el extraño será el rechazo. Este comportamiento lo podemos observar en cualquier animal doméstico. Los grupos preexistentes recelarán o rechazarán abiertamente al individuo recién llegado.


Por eso la convivencia entre diferentes no es una pasión natural, sino que es fruto de la cultura, la civilización, el respeto y la educación. Si queremos conseguir una convivencia razonable en nuestra sociedad tendremos que educarnos en los valores del respeto y la tolerancia. Los mensajes deberán lanzarse al intelecto. Si, por contra, nos dedicamos a utilizar mensajes contra el distinto y el diferente, generaremos una profunda reacción, casi sanguínea, de rechazo. Hemos de ser autocríticos con nosotros mismos. En un país como España, donde tenemos la certeza absoluta de que los niveles de inmigración irán creciendo de manera paralela a nuestro crecimiento económico, tenemos que prepararnos para habilitar esa convivencia.
Así, además de las políticas de regulación de flujos migratorios, de acuerdos con los países emisores, y políticas serias de ayuda al desarrollo, deberíamos realizar una doble tarea en nuestro territorio. Por una parte, educar en los valores de respeto y de convivencia, y por otra, arbitrar sistemas eficaces de integración, que han de prever como mínimo inversiones en educación adecuadas, vivienda o sanidad.
Desgraciadamente, no parece que estemos haciendo nada de eso. Al contrario, nuestra población recibe sistemáticamente, incluso desde instancias oficiales, mensajes que siembran el recelo y la desconfianza respecto a los inmigrantes.
A pesar de nuestra baja tasa de inmigración, las encuestas demuestran la creciente percepción como problema de la inmigración. Hoy problema, mañana temor, pasado mañana rechazo. Esa será la cadencia de los sentimientos si no tomamos medidad adecuadas.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El desafío de la transformación

Nos ha gustado leer en la Introducción del número 151 de los Cuadernos de Cristianisme i Justícia, titulado Vidas Itinerantes (Apuntes para una teología interreligiosa de la migración), que ha elaborado Jaume Flaquer García, sj., profesor de la Facultad de Teologia de Cataluña y Master en Estudios Islámicos, ideas que compartimos plenamente y que hemos expresado en otros marcos.
Paso, sin más, a ofrecer un fragmento de dicha introducción.
La inmigración es uno de los principales retos que tienen planteados las sociedades occidentales y España en particular. Tenemos entre todos el desafío de crear una nueva sociedad donde participen tanto inmigrantes como autóctonos. No es suficiente que los inmigrantes se esfuercen por integrarse ni tampoco que el país receptor se preocupe por brindar una buena acogida a estos nuevos ciudadanos. Es preciso una verdadera transformación social. El resultado no será la suma de los elementos culturales de cada una de las culturas que entran en relación. Las culturas no son "sumables", ya que algunos elementos quedan yuxtapuestos en la nueva sociedad, otros se mezclan tomando matices de cada una de ellas y otros elementos son opuestos o incompatibles, como es el caso de muchas leyes y normativas de estructuración social y política.
Reflexión muy acertada y que debe hacernos repensar nuestra forma de enfocar el siempre complejo, difícil, pero enriquecedor fenómeno de la inmigración.
Dedicaremos otros artículos a glosar el texto citado de Jaume Flaquer.

lunes, 18 de febrero de 2008

Elecciones, 2008: a vueltas con la inmigración

Pocos asuntos como la inmigración son tan dados a la polémica, al comentario irreflexivo o al uso electoral. Hay otros como las Notas de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, a propósito de las elecciones, que provocan reacciones similares. Nos referiremos brevemente a ambos aspectos.
La Nota de la Conferencia Episcopal ha provocado una auténtica catarata de declaraciones, críticas, comentarios, especialmente en relación a su punto 8, en el que habla del terrorismo.
Sinceramente, creemos que los obispos están en su derecho de expresar sus opiniones, como cualquier ciudadano, y de orientar a los fieles católicos "cuando se toman decisiones que han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de todos y a la promoción del bien común", como se puede leer en el punto 1 de dicha Nota.
Hemos releído esta Nota, y también las que se redactaron para las elecciones del 2004 y del 2000 y las vemos muy similares. En esos años no se originó tal polémica.
Pero nosotros queremos centrarnos en lo que estas notas, las del 2000, 2004 y 2008, dicen con respecto a la inmigración, teniendo en cuenta que en noviembre de 2007, la Conferencia Episcopal elaboró una reflexión sobre La Iglesia en España y los inmigrantes, cuya lectura recomendamos . Es lo siguiente:
En la nota elaborada ante las elecciones del año 2000, se decía en el punto 5:
Aplicación de políticas que favorezcan la libre iniciativa social, el trabajo para todos, la justa distribución de las rentas y la moralidad en la vida económica, con una especial atención a los más desfavorecidos de la sociedad: pobres, inmigrantes, ancianos y enfermos que viven solos, etc. En este campo no podemos olvidar las obligaciones de nuestro país con los pueblos subdesarrollados o en vías de desarrollo, pues la solidaridad internacional es una exigencia del orden moral.



Pasamos a la nota ante las elecciones del 2004, que en el punto 4 dice:
Políticas sociales y económicas respetuosas y promotoras de la dignidad de las personas, que favorezcan la libre iniciativa social, en la economía y en la cultura; que propicien el trabajo para todos y la justa distribución de las rentas; que presten especial atención a los más desfavorecidos, como los inmigrantes, los ancianos y los enfermos; que atiendan a la necesaria solidaridad de nuestro país con los pueblos subdesarrollados o en vías de desarrollo.
Y, finalmente, la polémica Nota ante las elecciones del 2008, en su punto 10 dice:
En este momento de la sociedad española, algunas situaciones concretas deben ser tenidas muy particularmente en cuenta. Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda. Y, junto a los inmigrantes, los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, objeto de explotaciones y de abusos, y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse. Hay que trabajar también para superar las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas, tratando de resolver los problemas más acuciantes, como son el trabajo, la vivienda accesible, o el disfrute equitativo de la naturaleza, compartiendo dones tan indispensables para la vida como el agua y cuidando con esmero el patrimonio común de la creación (n. 80). En el orden internacional, es necesario atender a la justa colaboración al desarrollo integral de los pueblos.
Y ahora una referencia a las propuestas que han hecho los partidos políticos, o las reacciones a dichas propuestas, sobre políticas de inmigración.
No nos manifestaremos sobre su pertinencia o no. Sólo queremos decir que la inmigración es un asunto muy delicado y muy importante como para que caiga en el campo de la lucha partidista, del rédito electoral o de la promesa fácil, cuando no de la demagogia.


En ningún caso debe utilizarse la inmigración con fines electorales, ya que es un asunto que afecta a personas con toda su dignidad, que debe ser tratado con gran delicadeza, con una reflexión serena y desde el consenso; hay que aplicar en él también el sentido común, la empatía y la misericordia. En ese sentido, nos parece acertado lo que dicen los obispos en el ya citado documento La Iglesia en España y los inmigrantes:


A la luz del Evangelio, suprema ley para los cristianos, la actual legislación, su aplicación y la frecuente instrumentalización del fenómeno de las migraciones como arma política están muy lejos del ideal, y la Iglesia debe manifestarse siempre desde la consideración de la dignidad de toda persona y desde la exigencia del respeto a sus derechos fundamentales.

jueves, 7 de febrero de 2008

Opiniones para todos los gustos

Si pinchais en el titular de las noticias de hoy, donde Rajoy propone un contrato a los inmigrantes para poder entrar en España en situación regular, veréis a continuación respuestas para todos los gustos. Desde quienes les parece de primera que se expulse a los inmigrantes que delincan, como los que ven en ese discurso, realizado en Barcelona al final de unas jornadas del PP sobre inmigración, algo totalmente vano porque "es lo que se está haciendo" y las leyes hay que cumplirlas, tanto los españoles como los extranjeros y por lo tanto no son objeto de contratos añadidos. He tenido curiosidad por conocer las opiniones sobre esta "declaración de intenciones" dentro del Programa electoral del PP. Alguien que se hace "portavoz de la gente de a pie" dice que cómo se le ocurre al Sr. Rajoy hablar de traer más inmigrantes cuando tenemos aquí un millón de ellos sin papeles (¿será un poco exagerado?) y decenas de miles que se están quedando sin contratos de trabajo y NO SABEMOS QUÉ HACER CON ELLOS.

La situación de tantos inmigrantes trabajadores o con deseo de trabajar, sin permiso de residencia o de trabajo, que están en España, está generando, en el mejor de los casos, una economía sumergida, un trato injusto de empresarios que "se arriesgan a contratarlos" y toman, como contrapartida de ese riesgo de multa, unos salarios muy por debajo de los convenios laborales. Las mafias están al acecho como buitres para ofrecer oportunidades de conseguir dinero por la delincuencia, la mendicidad, la prostitución, el oscuro mundo del trapicheo de droga... Pensemos en el o la que cada día tiene necesidad de dinero para comer, pagar una habitación o una cama... con deudas contraídas, con presiones familiares del país de origen... Pensemos, pongámonos en su lugar...¿Qué pueden hacer? ¿Qué alternativas dignas les ofrece la sociedad?

Yo les diría, si pudieran oirme, al Sr Rajoy, o al Sr. Zapatero, o a cualquier político en campaña electoral: ¿Qué pasa con los inmigrantes que YA ESTÁN AQUÍ Y NO TIENEN PAPELES?

Seguro que a ninguno se le ocurrirá ofrecer una regularización a estos inmigrantes... no es una oferta electoralista,... se les echarían encima, con toda seguridad, cientos de miles de españoles. Pero, aunque los ignoremos, aunque les cerremos puertas, siguen estando.

¿No habrá ningún político, ningún partido, profesionales en el tema, que sean capaces de "hincar el diente" a la problemática que se está gestando y que interfiere en la construcción de una sociedad humana, justa y solidaria, por encima del enfoque conservador (sea quien sea el partido que lo proponga, pues parece que es la pretensión de todos) de mantener e incrementar
la sociedad de bienestar con posibilidades de aumento del "poder adquisitivo"? ¿Por dónde está haciendo aguas nuestro modelo de sociedad cuando una parte importante de ella queda al margen?

No es cuestión de ONGs, sino de Organizaciones Gubernamentales que se impliquen de manera real y efectiva en, no sólo procurar, sino luchar por la construcción de una sociedad en que podamos "estar-bien, bien-estar" todos los que la formamos sin que nadie se quede en la cuneta.





miércoles, 6 de febrero de 2008

¿Cuales son sus derechos, sus posibilidades?

Se me ocurrirían muchas más preguntas, pero no tengo a quien dirigírselas... ¿De qué va?:
He leído en la prensa de hoy un artículo de Esteban Villarejo titulado: "El Gobierno traslada cuarenta inmigrantes ilegales a la región (léase Comunidad Valenciana) en apenas 48 horas" Entre otras cosas dice: "el pasado martes, el Gobierno comunicó a la Generalitat a través de un fax, la llegada el día 9 de veinte inmigrantes de procedencia subsahariana a la capital valenciana -llegaron a las Islas Canarias en cayucos- mismo procedimiento que el efectuado ayer para un traslado similar que se espera hoy en el aeropuerto alicantino" ..." Estos envíos coinciden con el anuncio por parte del Delegado de Gobierno en Baleares , Ramón Socias, de un nuevo envío para hoy -esta vez desde Mallorca- de 19 inmigrantes ilegales "a Valencia o Barcelona", un punto que no ha podido ser confirmado por la Conselleria de Inmigración ni la propia Delegación de Gobiernno de la Comunidad Valenciana ... (pero) se aseguró que al tratarse de países de origen con los que hay acuerdo de repatriación, en el caso de que finalmente lleguen a Valencia se les repatriará de inmediato"
¿Será derecho a un paseíto en avión de las Islas a la Península?¿Unos dias en un centro de acogida, no sabemos cual, y otro pasaje de vuelta a su tierra? Cuando menos, me parece poco serio... ¿Qué entenderán estas personas (no nos olvidemos que son personas, irregulares, no ilegales que se confunden con delincuentes) de este "como que sí", pero resulta "que no"? No he tenido la oportunidad de hablar con ninguna de ellas, pero sí he visto la cara de satisfacción de muchas cuando son conducidas por la Guardia civil o la Policía y entregadas a la Cruz Roja que les da ropa, comida y poco más. Es como si dijeran: "ya estoy aquí". Y luego ¿qué?... Se traslada lo que se considera un problema de una Autonomía a otra... ¿Para qué? ¿Cual es su futuro inmediato cuando salen a las calles de una ciudad que no conocen, donde no pueden comunicarse, donde el cada día sin saber qué hacer sigue teniendo 24 horas y necesidades básicas a las que responder? ¿Quienes se hacen cargo de ellos?
En un viaje que hice a Madrid no hace mucho, en la plaza de Callao ví un grupo de unos veinte hombres negros, jóvenes, fuertes, apiñados, mirando a su alrededor con inquietud y desconfianza... ¿Hablaban siquiera entre ellos el mismo idioma? Los gestos vivos y exagerados suplían las palabras. No me atreví a acercarme a ellos porque no tenía ningun recurso que ofrecerles... Dos minutos más tarde me eché a un lado para que no me arrollaran: corrían despavoridos, no sé si alguien los perseguía, pero había miedo en sus caras. Entraron en tropel en un gran almacén de la calle... la primera puerta que encontraron abierta. A través de los escaparates ví a los vigilantes entrar en funciones... No sé qué vino después.
Y lanzo la pregunta a quien la quiera coger: ¿Qué podemos hacer por estas personas que se han arriesgado tanto para encontrar un futuro mejor?

lunes, 4 de febrero de 2008

Otra memoria histórica

He leído el cuadernillo de CRISTIANISMO Y JUSTICIA titulado "Vides itinerants" de Jaume Flaquer. Os lo recomiendo. No tiene desperdicio. Tal vez lo que me ha parecido más llamativo haya sido la presentación que hace del inmigrante como un modelo de vida para una sociedad estática e instalada en su propia realidad. Copio literalmente (la traducción del catalán es mía porque no tengo el texto en castellano): "La sociedad de acogida se sitúa normalmente en la perspectiva del ideal y ve al inmigrante como una persona que se ha de integrar en nuestra cultura, en nustra realidad, en la que se ha de asentar y estabilizar. En cambio, desde otra perspectiva, el ideal no somos nosotros, sinjo él, ya que el inmigrante es el s´mbolo del que vive desenganchado, descentrado, mientras que nosotros, con frecuencia somos los que vivimos anclados y por tanto esclavizados. Este hecho cambia todos los papeles y percepciones de la realidad desde el núcleo mismo de las religiones (el autor se detendrá especialmente en las tradiciones judía, cristiana e islámica). El inmigrante pasa de ser el rechazado a ser un modelo de vida" Flaquer apela a recordar la importancia de la experiencia de migración en cada una de las tres grandes religiones y cómo el trato al inmigrante como a un hermano, a un igual, es recogido en sus preceptos: "No te olvides de que tú también has sido inmigrante"
En España tendríamos también que recordar la propia historia, todavía reciente y actual, de tantas personas, familias enteras que emigraron buscando un mejor futuro, huyendo de la guerra o de represiones políticas... ¿Cómo no ver en el que llega hoy hasta nosotros alguien con las mismas aspiraciones, los mismos temores, las mismas dificultades...?