Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

miércoles, 14 de enero de 2009

Jornada del inmigrante y refugiado



El domingo 18 de enero se celebra en toda le Iglesia el día del Inmigrante y Refugiado. Tradicionalmente, desde Benedicto XIV, es un día que la Iglesia propone para la reflexión sobre la realidad de estos hermanos. Se calcula que alrededor de 150 millones de personas viven fuera de sus países de origen, con todo el sufrimiento de desarraigo personal que conlleva, la dificultad social y administrativa para integrarse en los países de destino, la ausencia de familia en muchos casos y dificultades añadidas por su condición de inmigrante o de refugiado. Pero tienen todo el Derecho a inmigrar, La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 dice que todas las personas tienen el derecho a movilizarse libremente en su país o fuera de él (artículo 13.2) y a escoger libremente el lugar donde quieren vivir y trabajar.
En España hay cuatro millones y medio de inmigrantes y en Castellón se calcula que alrededor del 17% de la Población está formada por inmigrantes.
Nos preguntamos: ¿En la situación actual de crisis, cuando tanto ha crecido el paro, son necesarios tantos inmigrantes? Aunque sea una pregunta que está en la calle, proviene de concebir al inmigrante, no como persona, sino como mano de obra, y no podemos olvidar, desde una mirada humana y cristiana que cualquier persona es mucho más que eso.
Por eso, este año, la Conferencia Episcopal Española ha tomado como lema: EN TIEMPO DE CRISIS: COMUNIDADES FRATERNAS. Cada comunidad cristiana está llamada a ser esa comunidad fraterna, sea en la ciudad, en una pequeña parroquia, o en un movimiento cristiano. Bastantes inmigrantes profesan nuestra misma fe y son de derecho, y algunos de hecho, miembros de esas comunidades fraternas, que deben salir al paso de los problemas económicos, sociales que sufren los que se encuentran en mayor riesgo de exclusión. Es algo que la Iglesia no puede hacer sola, pero lo que sí puede hacer siempre es brindar acogida entrañable y sincera para juntos buscar soluciones.
En nuestra Diócesis el día 18 de Enero, con motivo de la Jornada, se celebrará una Eucaristía presidida por el Sr. Obispo, en la Parroquia de la Sagrada Familia de Castellón con la participación, no sólo de la comunidad parroquial, sino de hermanos inmigrantes, como signo de que todos formamos una sola familia, tenemos una sola fe y un mismo Dios y Padre. Tendrá lugar a las 6 de la tarde. Todos aquellos que quieran expresar esa fraternidad, inmigrantes o no, católicos o no, están invitados a esta celebración común.

jueves, 8 de enero de 2009

Una persona, una frase, una entrevista y un titular equívoco


Una compañera de Caritas me puso en la pista de la entrevista que Lola Galán realizó el pasado 7 de enero en El País a Katrine Camilleri, abogada de la oficina en Malta del Servicio Jesuita a Refugiados.

De esa entrevista que se puede leer en el enlace, destaco algunas frases:


¿Qué ha aprendido en estos 10 años? "Que la fortaleza humana es inmensa. Cuando visito a un detenido nunca le digo 'eso es imposible', me pida lo que me pida. Con determinación y confianza la gente lo consigue todo".

"Como dice uno de nuestros trabajadores, antes existía la esclavitud forzada, ahora la esclavitud voluntaria".

Camilleri recibió de ACNUR el Premio Nansen 2007 por «su excepcional servicio» a los refugiados.

De esta otra entrevista que le hizo Alberto D. Prieto para El Mundo destaco las siguientes opiniones de la abogada maltesa:

Cada uno necesita algo diferente. Pero lo que todos anhelan es la protección que les falta. Un refugiado necesita la protección cuya falta le ha hecho ser refugiado. Los que están detenidos, lo que necesitan es la libertad. Desesperadamente. La frase que siempre oigo en los centros de detención es: ‘necesito libertad’. Algo así como ‘primero la libertad y luego hablamos…’ Pero lo que creo que precisan de verdad es que se les dé esperanza y amistad. Para eso no hace falta un profesional como yo, eso lo puede dar cualquiera.


Sí, creo que ésa es la tendencia, empujar la frontera hacia el sur. Y ése es el gran debate. En vez de invertir en el desarrollo de esos países de Africa, lo que se hace es darles dinero para que sean el parachoques de Europa. Pero eso no es justo, allí no hay derechos humanos. Así, sólo se acrecientan los problemas de estas personas, que no han venido porque Europa sea muy bonita, sino porque no pueden vivir con dignidad en su propia casa. Enfocarse en el control de fronteras es ignorar el verdadero problema, es construir una presa, como si fuesen un río caudaloso que contener. Es una enfermedad y hay que atacar a las causas, no a los síntomas, no a la gente.

Y es aquí donde se produce un titular equívoco. La entrevista lleva por subtítulo, o como palabras destacadas de la entrevistada, lo siguiente:

«La inmigración es un mal con causas; y sólo atacamos a los síntomas, a la gente».

Es evidente que la palabra "mal" tiene connotaciones peyorativas. Se diría que la entrevistada considera un mal la inmigración.

Pero si leemos el final del segundo párrafo seleccionado por nosotros de la entrevista (último en el periódico) descubrimos una gran diferencia:

Es una enfermedad y hay que atacar a las causas, no a los síntomas, no a la gente.

Obsérvese que no aparece la palabra "inmigración" y, lo más importante, aparece la palabra "enfermedad" y no "mal". Con ella, creemos que Camilleri utiliza una comparación entre la inmigración y una enfermedad, para destacar que hay que incidir en las causas y no en los síntomas; los síntomas son los inmigrantes que llegan al Norte rico; las causas son evidentes.