Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

jueves, 30 de junio de 2011

MIGRANTES, DESAFIO DEL NUEVO MILENIO

Hemos leido en Eclesalia un interesante artículo sobre las migraciones, escrito por las Hermanitas de la Asunción. Nos ha parecido conveniente reproducirlo en nuestro blog.

Las Hermanitas de la Asunción vivimos y trabajamos en los diferentes continentes. Diariamente entramos en contacto con el sufrimiento insoportable de los migrantes y desplazados de toda edad y cultura. Los vemos llegar por tierra y por mar en condiciones terriblemente precarias, frecuentemente a precio de su vida. Siempre explotados por personas que se aprovechan de la urgencia de dejar el país de origen para acceder a necesidades básicas para ellos y sus familias.
Los encontramos sin casa, con hambre, sin dinero, indocumentados, sin posibilidades de comunicación en un país desconocido. Una experiencia traumática para el resto de su vida que les lleva a refugiarse en guetos con otras personas en situaciones semejantes.El sistema político local utiliza los medios de comunicación para describirlos como invasores que se apropian de los recursos del país al que llegan. Destacan sólo el coste público del financiamiento de programas para los inmigrantes y poco a poco reducen las ayudas.
Los países que acogen, aprueban leyes que no respetan las convenciones y los acuerdos internacionales para migrantes sin tener en cuenta los derechos humanos, hiriendo fuertemente su dignidad. Promueven políticas migratorias inaceptables, basadas en la percepción de los inmigrantes como criminales – terroristas de los que es necesario protegerse, de ahí la creación de lo Centros de Retención y expulsión. Son lugares de violencia y abusos, origen de revueltas sofocadas con más violencia. Esta situación es inaceptable en el siglo XXI. Se cierran las fronteras para las personas, mientras que se abren libremente para las finanzas, el comercio y la información. El racismo y la xenofobia están en aumento.



¿Por qué los inmigrantes dejan su país?

La población migrante se triplicó en los últimos cuarenta años y continuará aumentando. Las causas de este movimiento son muchas: guerra, violencia, desastres naturales y pobreza; todo ello resultado de un desarrollo injusto. Es hora de que nosotros/as y nuestros gobiernos reconozcamos que la gente deja su país porque no hay otra opción para sobrevivir. Las causas de la migración están en las decisiones que tomamos para organizar la vida y las relaciones en diferentes niveles.
En el Sínodo africano del 2009, Monseñor W Avenya, obispo de Makurdi Nigeria, dijo:Los pueblos africanos van a seguir llegando a Europa, a riesgo de morir en el desierto o en el mar, hasta que no se tome en consideración el equilibrio económico y ambiental entre los dos continentes y el resto del mundo. La responsabilidad de reajustar este desequilibrio tiene que venir del Occidente.” De esto todos/as somos responsables.

No podemos mantener el silencio

Estamos profundamente cuestionadas acerca de:
- La reiterada violación de los derechos humanos fundamentales, los actos de violencia, el tráfico humano, la violencia sexual, la discriminación y las detenciones arbitrarias que se cobran víctimas entre los trabajadores migrantes, particularmente los africanos del Sub-Sahara
- Las intervenciones que detienen peligrosamente a los migrantes en el mar y en las fronteras al interior del país, especialmente los recientes naufragios de centenares de personas a lo largo de las costas del sur de Italia, incluyendo a muchas mujeres y niños que intentaban huir de la guerra en su país.
- La situación humanitaria de miles de trabajadores migrantes y sus familias que están hacinados en Centros de tránsito sin protección, sin acceso al agua, a una alimentación adecuada ni a servicios de salud.




Con un corazón compasivo y una actitud cooperativa

Apoyamos:
- El establecimiento de políticas de desarrollo y comercio internacional que favorezcan una economía justa y sostenible en los países donde el flujo de migrantes es mayor. Una economía que proteja las riquezas naturales de los paises más empobrecidos de la avaricia del occidente rico. Esto permitiría reducir el número de personas llevadas a emigrar por la extrema pobreza.
- Una reforma integral de las políticas migratorias y la preocupación permanente por garantizar a los inmigrantes indocumentados pleno acceso a los derechos fundamentales.
- Reconocer su contribución a la economía del país al que llegan y crear recursos legales que rijan el mercado laboral y garanticen un flujo de migración seguro y económicamente sostenible.
- Facilitar la reagrupación familiar y la unidad de la familia migrante. Mantener los lazos familiares es esencial para llegar a ser plenamente humanos y lograr la estabilidad social.
Reunidas en Capítulo General, nos hacemos más conscientes de la complejidad del movimiento global de los migrantes en el mundo de hoy y del gran sufrimiento impuesto a millones de personas.
Renovamos nuestro compromiso con los migrantes, fortaleciendo nuestras acciones locales en una perspectiva global, trabajando en red con organizaciones internacionales.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Hermanitas de la Asunción
Capítulo General Junio 2011 – París


martes, 28 de junio de 2011

CIE. "LOS GUANTÁNAMOS ESPAÑOLES"






Ya dedicamos un artículo en nuestro blog a la situación de los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros) en nuestro país. Ahora recogemos una campaña que exige sus cierre.


"SER INMIGRANTE NO es delito. Campaña por el cierre de los centros de internamiento para extranjeros
Por Gonzalo Fanjul.
  • La reclusión forzosa de inmigrantes sin papeles en los llamados Centros de Internamiento de Extranjeros

Gonzalo Fanjul lleva más de veinte años dedicado al activismo contra la pobreza desde España, Perú y Estados Unidos. Parte de su tiempo y de su ánimo están entregados a las campañas de Oxfam, pero también colabora con universidades, centros de estudio y ONG, lo que nos va a permitir contar con las aportaciones y la complicidad de un buen puñado de expertos repartidos por todo el mundo.

La reclusión forzosa de inmigrantes sin papeles en los llamados Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) es, muy posiblemente, la manifestación más humillante del fracaso de nuestro modelo migratorio. Un bochorno que se fundamenta en una Directiva aprobada por la UE en 2008, según la cual los Estados miembros tienen la capacidad legal de retener a los inmigrantes indocumentados un máximo de 180 días, hasta que se resuelva su deportación o sean puestos en libertad cuando esto no sea posible.



Repartidos por diferentes ciudades españolas, los CIE se parecen a una penitenciaría en todo menos en el nombre. Se priva de libertad a trabajadores decentes que han cometido una falta administrativa, mezclándolos en muchos casos con delincuentes reales. Se humilla a los internos y a sus familias con regímenes de visitas en los que un hombre no puede ni siquiera abrazar a su esposa. Se utiliza la desinformación como una herramienta de castigo y un modo de incrementar la angustia de personas que pueden ser deportadas en pocos días sin haber podido dejar resueltos asuntos fundamentales, como la situación de un hijo.

A pesar de que el Ministerio del Interior ha impedido de forma sistemática el acceso de organizaciones de derechos humanos a estos recintos, la información filtrada por internos y familiares -así como por decisiones judiciales recientes que fuerzan cierta transparencia en algunos centros- muestra un panorama profundamente inquietante: palizas, castigos arbitrarios, registros intempestivos en plena madrugada o traslados y deportaciones súbitas sin información adecuada. La atención sanitaria es insuficiente y los funcionarios de policía se resisten a menudo a ir visiblemente identificados, de modo que resulta difícil exigir después responsabilidades.

Alarmadas por esta situación, más de 300 organizaciones sociales de nuestro país presentaron la pasada semana la campaña "Que el derecho no se detenga a la puerta de los CIE". Se trata de una coalición improbable de organizaciones religiosas, jurídicas y humanitarias que están peleando con uñas y dientes para introducir algún sentido común en esta chifladura moral. Su punto de partida es simple: los inmigrantes sin papeles no son delincuentes ni animales, y no deberían ser tratados como tales. No se trata de posiciones ideológicas: con independencia de lo que pensemos cada uno sobre la inmigración y los inmigrantes, existen límites fundamentales que una sociedad decente no puede ignorar, y el Ministerio del Interior lo hace de manera sistemática, riéndose de paso de las organizaciones que lo denuncian. El Secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, ni siquiera ha tenido interés en contestar a una sola de las cartas que le han enviado los responsables de esta campaña.



Apóyenles. Entren en su web, firmen a favor de esta campaña y demuestren que la dignidad moral de nuestra sociedad está por encima de la de la mayor parte de nuestros representantes políticos, que han permitido con sus votos y su desinterés que España se haya poblado de esta especie de Guantanamitos locales. Y recuerden que el Ministro del Interior 'Rubalcaba' también es el candidato 'Alfredo' a la presidencia del Gobierno. Si este es el tipo de liderazgo que va a ofrecer, le deseo una jubilación temprana y placentera, amarrado a su pasaporte.