Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

martes, 27 de abril de 2010

'Los inmigrantes no vienen a invadirnos'



Ése es el título de la noticia que acabo de leer en el periódico El Mundo (edición digital).

Puesto que me parece que algunas frases de esa información son muy pertinentes, me he decidido a transcribir aquí la noticia.
Ayer, en las noticias, veíamos lo que ocurre en Badalona con los rumanos de etnia gitana y ciertas frases en la propaganda de determinado partido. Los ciudadanos, algunos también gitanos, españoles a los que entrevistaron no decían ciertamente lindezas de los rumanos. Es por ello que lo de los "brotes de xenofobia" irá, lamentablemente, a más, alentado por la situación económica. Recomiendo leer los comentarios a la noticia que he enlazado en la frase lo que ocurre en Badalona. Son muy reveladores.

También lo son los comentarios a la noticia objeto de nuestro artículo. Los hay variados; elijo tres:

1. Lo único que se puede reprochar a los últimos gobiernos es no haber organizado mejor la llegada de inmigrantes, con su contrato y documentos de identificación personal y familiar. Se han colado ilegalmente demasiados, lo que se ha traducido en inseguridad, ataques a ancianos y otros delitos muy graves. Si no se toman medidas eficientes, pronto habrá brotes de racismo y disturbios.

2. Esa simpleza de que "los inmigrantes no vienen a invadirnos" también la debieron pensar los primeros indios nativos americanos cuando vieron a los primeros colonos del Mayflower desembarcar en las costas de la actual EE.UU. También aquellos indios tenían hechiceros (en lugar de obispos) y sin duda promulgaban paz, amor y buen rollo con los inmigrantes. Por favor Srs. Obispos, para decir cosas de tan alto nivel intelectual como ésta, están mas guapos callados.

3. La iglesia no tiene que lidiar día a día con inmigrantes en barrios humildes donde viven también españoles LA CLASE MEDIA Y TRABAJADORA nos toca aguantar la falta de adaptación a nuestras normas de un alto porcentaje de inmigrantes que vienen con actitud pedigüeña a llevarse todas las ayudas del Estado. PERO DONDE ESTO NO OCURRE ES EN EL PAÍS VASCO PORQUE LA PRESIÓN NACIONALISTA ES MUY ALTA EN TODOS LOS NIVELES. Las Comunidades No Nacionalistas de España tenemos que aguantarnos.




En los tres comentarios que he elegido se repiten ciertas cantinelas típicas. El primero se refiere a la política de inmigración (que vengan sólo los documentados), deja caer un extendido prejuicio (inmigración = delincuencia) y augura brotes de racismo y disturbios.

El segundo comentario es el típico descontextualizado, demagogo y, además, se manifiesta en el sentido de pretender acallar a los obispos. Mucho me temo que esta persona criticaría igualmente, con un argumento contrario, a los obispos, si, Dios no lo quiera, los obispos se manifestaran en contra de la realidad migratoria.

El tercer comentario cae en el extendido error de comparar Iglesia con jerarquía, manifestando que los obispos no "se las tienen que ver" con los inmigrantes. Después deja caer otros dos extendidos prejuicios sobre la inmigración: no se adapta a nuestras normas / se lleva todas las ayudas del Estado. Sobre el hecho de la diferente situación en comunidades nacionalistas y no nacionalistas no me pronuncio, por desconocimiento; aunque la situación en Cataluña es peliaguda y allí gobiernan nacionalistas.

Hechas mis valoraciones sobre los comentarios de la noticia, que recomiendo leer, transcribo la misma.



"La inmigración no es una amenaza o un problema, sino una oportunidad de enriquecimiento para la sociedad". Así de claro lo tiene la Iglesia católica, una de las instituciones que más y mejor acoge e integra a los inmigrantes. Por eso asegura que "no vienen a invadirnos ni a conquistarnos". Y ante la cada vez mayor movilidad social, asegura que "no se puede poner puertas al mar de la inmigración". Y menos con "brotes, aunque sean episódicos, de xenofobia".

Para mantener vivo el tema, la comisión de Migraciones del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), que preside el español José Sánchez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, presentó, en rueda de prensa en Madrid, el VIII Congreso europeo sobre migraciones. Se va a celebrar en Málaga del 27 de abril al 1 de mayo, con el lema "Europa y las personas en movimiento. Superar los miedos, diseñar perspectivas" y con la presencia de más de cien expertos, entre ellos 20 obispos de toda Europa.

La Iglesia católica constata que "Europa está en movimiento, tanto por la creciente movilidad social como por el fenómeno de la inmigración". Y también está convencida que los inmigrantes son los primeros en pagar el pato de la crisis, que puede provocar "miedo y recelo" en las poblaciones autóctonas. De ahí que monseñor Sánchez advierta que "los inmigrantes no vienen a meternos miedo ni a invadir el país ni a conquistarnos, sino a trabajar".




Porque, como dice el director del secretariado de la comisión episcopal de migraciones, el jesuita José Luis Pinilla, "desde la movilidad actual, la inmigración hay que considerarla una oportunidad". Además, "en un mundo tan globalizado, no se pueden poner puertas al mar ni barreras a la inmigración".


Brotes de recelo


Está claro, según monseñor Sánchez, que "la crisis ha acentuado la problemática social de la inmigración". Y hasta "ha provocado ciertos brotes de miedo y recelo". Brotes de xenofobia que son "episódicos y que no se pueden generalizar", asegura el secretario general de la CCEE, el portugués Duarte da Cunha.

De todas formas, como señalaba el padre Pinilla, "es importante revertir afirmaciones que excluyen al extranjero y erradicar manifestaciones concretas que atentan contra la libertad religiosa o que tiendan a considerar al extranjero como mera mercancía de trabajo".

Y eso, según monseñor Sánchez, lo está haciendo tanto la sociedad como la Iglesia. "Un fenómeno tan numeroso, diverso y rápido como el de la inmigración en España no ha provocado mayores dificultades. Y eso que acoger a 5 millones de personas es un peso social muy fuerte". Tanto que "hasta la propia Iglesia ha tenido que hacer una conversión profunda para saber tratar a esta gente".

Una institución maternal


Los obispos pueden presumir, y con razón, de que la Iglesia católica es una de las instituciones que más está haciendo por la acogida y la integración de los inmigrantes. "La Iglesia ha sido para ellos una institución maternal, incluso para los musulmanes", explica el presidente de la comisión de Migraciones de la conferencia episcopal.
Y aunque la sociedad, en general, no conoce demasiado esta labor eclesial, "los inmigrantes, sí, aunque en la opinión pública cueste penetrar, entre otras cosas porque no queremos gastar en publicidad lo que debemos invertir en servicios".

Pero los inmigrantes no sólo reciben acogida y ayudas de la Iglesia, sino que también le aportan. "Nuestras comunidades se están renovando con la juventud de los inmigrantes", dice Sánchez.

Sangre nueva para una envejecida Iglesia española. Por eso, el obispo de Sigüenza invita a la Iglesia católica a hacer "un cambio pastoral y salir a su encuentro en vez de esperar a que vengan". Porque, a veces, aunque sean católicos, "no conectan con nuestro estilo celebrativo demasiado soso y rígido". Y concluye: "Necesitamos convertirnos a ellos, para que puedan vivir su fe sin perder su cultura e identidad, mientras vamos caminando hacia una comunidad de diversos".