El domingo siguiente a la fiesta del Bautismo de Jesús, que conmemoramos hoy, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado; este año será el 20 de enero.
"La Iglesia considera con especial atención el mundo de los migrantes y pide a los que han recibido en sus países de origen una formación cristiana que hagan fructificar ese patrimonio de fe y de valores evangélicos para que se pueda dar un testimonio coherente en los distintos contextos existenciales. Por esto, precisamente, invito a las comunidades eclesiales de llegada a que acojan cordialmente a los jóvenes y a los pequeños con sus padres, tratando de comprender sus vicisitudes y de favorecer su integración."
El párrafo anterior es un fragmento del mensaje que, con motivo de dicha Jornada, ha escrito el papa Benedicto XVI, y que tiene por título Los jóvenes migrantes. También la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española ha elaborado un mensaje que puede leerse aquí.
La diócesis de Segorbe-Castelló también celebrará, como es lógico, la Jornada. El propio domingo 20 de enero, a las 19'00 h. y en la concatedral de Santa María, la eucaristía vespertina parroquial servirá como acto central de la Jornada. Invitamos a todos los inmigrantes de la ciudad y provincia, y a todos los fieles de otras parroquias que quieran compartir dicha eucaristía a que acudan a la misma, para vivir este encuentro fraternal.
En el título de nuestro artículo nos preguntamos por la catolicidad de la Iglesia. Católico significa "universal", tanto en la dimensión de su mensaje, como en la constitución de sus fieles. Debemos, creo, dar un mayor protagonismo a los inmigrantes católicos que acuden a nuestras celebraciones para que sean, verdaderamente, unos feligreses más integrados y protagonistas en nuestras parroquias y nos enriquezcan con sus aportes y con su manera de celebrar, por ejemplo, la eucaristía.
Nuestras comunidades, como nuestra sociedad, presentan ya (lo compruebo los domingos en la eucaristía familiar) una riqueza intercultural muy interesante: hermanos sudamericanos, africanos y europeos, de fe católica, e incluso ortodoxa, acuden a escuchar la palabra de Dios, porque:
"Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea" (Hechos 10, 34)
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