Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

domingo, 6 de enero de 2008

Hijo de emigrantes


En la festividad de la Epifanía ofrecemos un artículo que quizás algunos tomen por batiburrillo. Y puede que lo sea. Hay en él una alusión a la fiesta hoy celebrada, una breve explicación de un cuadro de Andrea Mantegna, alusivo a dicha festividad, y un texto de una instrucción pastoral de mayo de 2003.
Pero en todo ello hay un nexo de unión, y un vínculo con un blog dedicado a la inmigración-emigración. La Sagrada Familia y los magos son migrantes. Una, obligada a abandonar temporalmente su tierra, como tantos hombres y mujeres hoy, a causa del odio y la violencia. Los otros salen de su patria para ir al encuentro de Dios, siguiendo una estrella. Con la fiesta de la epifanía o manifestación de Dios se nos da a entender, como dice Pablo a los efesios, que todos somos coherederos y copartícipes del Reino de Dios. En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza. Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.
El cuadro de Mantegna
La figura de María y el Niño se encuentran en una oquedad de la roca - considerándose que podría corresponder con el ábside de la capilla - rodeados de querubines entre nubes. A su lado San José, un anciano con la espalda encorvada, observa atentamente los regalos que ofrecen los Reyes Magos, representados como ricos comerciantes italianos con exóticas ropas. Tras ellos el cortejo, en el que destacan los dromedarios y las figuras con turbante que indican su procedencia oriental. Un camino poblado de figurillas sirve para otorgar la profundidad, apreciándose al fondo una ciudad, siendo un paisaje muy similar al de la Crucifixión. Las figuras muestran el interés por los volúmenes del maestro, dotándolas de una monumentalidad inspirada en la escultura. La minuciosidad de los detalles en los ropajes es una influencia de la pintura flamenca al igual que esos ángeles cantores que se ubican sobre la cueva y el fondo paisajístico acartonado. Sin embargo, el concepto general de la obra tiene sabor italiano, mostrándose Mantegna como un pintor plenamente quattrocentista.


La instrucción pastoral
Rescatamos de la instrucción pastoral Erga migrantes caritas Christi (La caridad de Cristo hacia los emigrantes) el epígrafe que lleva por título Cristo "extranjero" y María icono vivo de la mujer emigrante.

El cristiano contempla en el extranjero, más que al prójimo, el rostro mismo de Cristo, nacido en un pesebre y que, como extranjero, huye a Egipto, asumiendo y compendiando en sí mismo esta fundamental experiencia de su pueblo (cfr. Mt 2,13ss.). Nacido fuera de su tierra y procedente de fuera de la Patria (cfr, Lc 2,4-7), "habitó entre nosotros" (Jn 1,11.14), y pasó su vida pública como itinerante, recorriendo "pueblos y aldeas" (cfr. Lc 13,22; Mt 9,35). Ya resucitado, pero todavía extranjero y desconocido, se apareció en el camino de Emaús a dos de sus discípulos que lo reconocieron solamente al partir el pan (cfr. Lc 24,35). Los cristianos siguen, pues, las huellas de un viandante que "no tiene donde reclinar la cabeza (Mt 8,20; Lc 9,58)”.
María, la Madre de Jesús, siguiendo esta línea de consideraciones, se puede contemplar también como icono viviente de la mujer emigrante. Da a la luz a su hijo lejos de casa (cfr. Lc 2,1-7) y se ve obligada a huir a Egipto (cfr. Mt 2,13-14). La devoción popular considera justamente a María como Virgen del camino.
No debemos olvidar que Jesús es hijo de emigrantes.
Perdona, Maruchi, otra vez he escrito un artículo largo. No tengo remedio.

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