Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

jueves, 25 de febrero de 2010

Desmontando a Rick (y III)


Puesto que el comentarista del blog del padre García Inza ha citado esta página, que ya habíamos localizado para rebatir el artículo de Mathes, vamos a ofrecer su traducción.

Preguntamos al señor Mathes si él nos podía proporcionar alguna información sobre el texto, y respondió: “Este artículo es un relato exacto de un hecho real en el que participé. Mi único comentario fue “la verdad prevalecerá”. Creo que este encuentro se produjo en mayo de 2003 y no daré más detalles por miedo a una represalia. El objetivo de la clase era incrementar la “sensibilidad religiosa”, esto es, tolerancia a las creencias de los demás y ciertamente lo cumplí. El director, sin embargo, estaba rojo de ira de que el imam y yo hubiéramos intercambiado gestos y yo hubiera dicho “Salaam”, que significa “paz” en árabe (eso espero). Le cuestioné (al imam) para obtener una clara refutación de lo que comúnmente se piensa de este sinsentido de la “jihad”. Pero aparentemente él no había recibido la formación suficiente para rebatir mis observaciones o por su silencio en este asunto (creo) estaba de acuerdo con mis conclusiones. En ambos casos quedé sorprendido. Y cuando dije que encontraba difícil ser su amigo, todo el mundo lanzó una carcajada. Así que el asunto era una asombrosa de mezcla de aquellos que estaban interesados como yo y otros que sólo estaban divertidos con todo aquello. Dejé el asunto abierto en mi propósito (la verdad prevalecerá) de forma que cada parte podrían hablar alto y reclamar la verdad como algo propio”.



El reportero Greg Kearney, que escribe para el Servicio de noticias Lee, rastreó la historia en una dependencia penal en Fulton, Missouri, y volvió con una versión decididamente diferente de los hechos proporcionada por los oficiales del estado de Missouri. Según Tim Kniest, oficial relaciones públicas del Departamento de Correccionales de Missouri, el hecho descrito era un programa de entrenamiento para voluntarios de prisiones, ante los cuales ministros de varias confesiones fueron invitados a hacer una presentación en orden a poner al corriente a los voluntarios de las variadas creencias de la población reclusa. El hombre que hizo la presentación sobre el Islam no era un ministro musulmán; era un preso obligado a presentar un breve reportaje sobre el Islam y responder algunas preguntas, ya que el coordinador de voluntariado de la prisión fue “incapaz de encontrar un imam que pudiera hablar”. Además, nos cuenta el señor Kniest, el coordinador del voluntariado dijo que “el preso hizo un buen trabajo”, y añade “se le hicieron unas pocas preguntas que superaban su capacidad y conocimientos para responderlas. Pero en ningún momento se le preguntó por las cuestiones que aparecen en el artículo”: …el coordinador del voluntariado en la prisión dijo que nunca tuvo lugar un diálogo tal como el editorial (de Mathes) dice. “El realmente no inclinó avergonzado su cabeza”, según Kniest. De hecho, el preso recibió el agradecimiento de los presentes antes de ser escoltado de nuevo a su celda. Además, el coordinador no recuerda ninguna pregunta referente a la “jihad” contra los infieles del mundo como expone el editorial (de Mathes). En dicho editorial el preso es presentado como un imam, o ministro islámico, algo que realmente no era. Sin reparar en lo que fuera que pasara en la sesión de entrenamiento de la prisión referida, el punto fundamental que intenta demostrar el escritor (Mathes) es algo absolutamente inexacto: El Islam no es una religión monolítica en la cual la unanimidad de la fe y la acción está coordinada por una autoridad central; hay mas de un millón y medio de seguidores en países de todo el mundo que pertenecen a un número de sectas o corrientes diferentes con creencias, tradiciones e interpretaciones de la escritura variables. De igual modo hay algunos grupos religiosos que se identifican a sí mismos como islámicos pero no son reconocidos como tales por la mayoría de los musulmanes. Ningún musulmán, especialmente uno que ni siquiera era clérigo, podría hablar de lo que son todas las creencias del Islam, no más que un simple miembro de la congregación metodista podría hacerlo para cada denominación y seguidor del cristianismo.

Como el reportero de National Geographic Frank Viviano descubrió durante sus viajes a través de la región, incluso en Arabia Saudita, el corazón del Islam, los musulmanes están lejos de compartir la idea de que “a todos los seguidores de Alá se les ha ordenado matar a todos los que no son musulmanes”, incluso la idea de que las demás religiones deberían ser excluidas del hogar del Islam era discutida: En un colegio le pregunté a un erudito musulmán, un imam, cómo la venerable afirmación del Islam de la tolerancia religiosa podría conciliarse con la prohibición de construir iglesias cristianas en el reino. “Es la orden de Dios, que nos ha transmitido el profeta Mahoma, el que ninguna otra religión sea permitida en la tierra en la que nació el Islam”, replicó el imam. Para mi sorpresa, otro invitado abrió una discusión con él. “He oído esa referencia cientos de veces y nadie nunca me ha convencido de que esto es lo que significan realmente las palabras del profeta”, dijo. Si uno quiere ignorar la historia, el contexto y la práctica actual, cuando cita la escritura u otros textos religiosos, sus seguidores o cualquier religión puede ser dibujada como uniformemente fanática e intolerante.

Examinemos la siguiente reconstrucción del artículo de Mathes.

El ministro hizo una gran presentación de los puntos básicos del cristianismo, completada con un video. Después de la presentación se ofreció un momento para preguntas y respuestas. Cuando fue mi turno, dirigí mi pregunta al ministro y pregunté: Por favor, corríjame si estoy equivocado, pero entiendo que en el libro del Éxodo 35, 2, la Biblia enseña a los cristianos a matar a todo aquel que trabaje en sábado: Durante seis días haréis vuestras tareas, pero el séptimo es el día de descanso solemne dedicado al Señor. El que trabaje en él es reo de muerte. No hubo discrepancia con mi afirmación. Yo dije: “Entonces, permítame asegurarme de que esto es correcto: ¿Dios ha ordenado a los cristianos matar a quien trabaja en domingo, incluso a los musulmanes y a otros no cristianos? La expresión de su rostro cambió de una de autoridad y mando a la de un niño sorprendido con su mano en la caja de galletas. Con vergüenza respondió: “Sí”. Entonces dije, “Bien, señor, tengo un gran problema al tratar de imaginar al profeta Mahoma ordenando a los musulmanes que maten a aquéllos de su confesión por no observar el sabbath musulmán (viernes)”. El ministro quedó mudo. Continué, “También tengo problemas con su Biblia cuando ordena a todos los cristianos apedrear hasta la muerte a cualquiera que critique a su Dios, como se detalla en el Levítico 24, 16 (El que blasfeme el Nombre del Señor, es reo de muerte. Toda la asamblea lo apedreará. Inmigrante o nativo, quien blasfeme el Nombre del Señor morirá). Permítame una pregunta… ¿preferiría Usted tener a su Dios que le dice que me mate para ir al cielo o a mi Alá que me dice que lo ame porque voy a ir al cielo y quiere que Usted esté conmigo? Podrías haber escuchado un alfiler cayendo al suelo cuando el ministro inclinó avergonzado su cabeza.





Y nosotros añadimos: ¿deberíamos juzgar al cristianismo como fanático, misógino e intolerante por las afirmaciones presentes en algunos libros del Antiguo Testamento, semejantes a las que se citan en la reconstrucción del episodio de la prisión de Fulton?

Algunos ejemplos:

Eclesiastés 7:

26 Y yo encuentro más amarga que la muerte a la mujer, cuando ella misma es una trampa, su corazón, una red, y sus brazos, ataduras. Con el favor de Dios, uno puede librarse, pero el pecador se deja atrapar

Eclesiástico 25:

13 ¡Cualquier herida, menos la del corazón! ¡Cualquier maldad, menos la de una mujer! 15 No hay peor veneno que el de la serpiente, ni peor furia que la de la mujer. 16 Preferiría habitar con un león o un dragón antes que vivir con una mala mujer. 19 Toda maldad es pequeña comparada con la de la mujer: ¡que caiga sobre ella la suerte del pecador!
Eclesiástico 42:

13 Porque de la ropa sale la polilla y de la mujer, una malicia de mujer. 14 Más vale malicia de hombre que bondad de mujer: una mujer avergüenza hasta la ignominia.


Es evidente que, sacados de contexto, tomados al pie de la letra, sin conocer la mentalidad, la situación concreta de la época en la que fueron escritas y otros elementos, determinados textos bíblicos y coránicos resultan violentos e inconcebibles en textos sagrados de dos religiones con cientos de millones de seguidores.





Quizá a muchos cristianos católicos nos convenga leer lo que dice la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, especialmente en los capítulo 2 y 3:

DECLARACIÓN NOSTRA AETATE SOBRE LAS RELACIONES DE LA IGLESIACON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS

Proemio

1. En nuestra época, en la que el género humano se une cada vez más estrechamente y aumentan los vínculos entre los diversos pueblos, la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas. En cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad. Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz. Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana, que hoy como ayer, conmueven íntimamente su corazón: ¿Qué es el hombre, cuál es el sentido y el fin de nuestra vida, el bien y el pecado, el origen y el fin del dolor, el camino para conseguir la verdadera felicidad, la muerte, el juicio, la sanción después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia donde nos dirigimos?

Las diversas religiones no cristianas

2. Ya desde la antigüedad y hasta nuestros días se encuentra en los diversos pueblos una cierta percepción de aquella fuerza misteriosa que se halla presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos de la vida humana y a veces también el reconocimiento de la Suma Divinidad e incluso del Padre. Esta percepción y conocimiento penetra toda su vida con íntimo sentido religioso. Las religiones a tomar contacto con el progreso de la cultura, se esfuerzan por responder a dichos problemas con nociones más precisas y con un lenguaje más elaborado. Así, en el Hinduismo los hombres investigan el misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los penetrantes esfuerzos de la filosofía, y buscan la liberación de las angustias de nuestra condición mediante las modalidades de la vida ascética, a través de profunda meditación, o bien buscando refugio en Dios con amor y confianza. En el Budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio superior. Así también los demás religiones que se encuentran en el mundo, es esfuerzan por responder de varias maneras a la inquietud del corazón humano, proponiendo caminos, es decir, doctrinas, normas de vida y ritos sagrados. La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas. Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen.
La religión del Islam

3. La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno. Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres.



1 comentario:

Rosario dijo...

He leído los tres comentarios seguidos. Son extraordinariamente claros, críticos y me han ayudado a no creer todo lo que se dice, cómo se dice, cuando hay que leer entre renglones. Gracias por vuestro trabajo