Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

jueves, 8 de mayo de 2008

"Si somos laxos con la inmigración ilegal la avalancha no hay quien la pare".

Lo que aparece como título del post es lo que dijo el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, al hablar sobre la polémica propuesta de la UE para la repatriación de los inmigrantes clandestinos, de la que hemos hablado en el artículo anterior. El resto de la noticia se puede leer en este lugar.
Más declaraciones del Ministro se pueden leeer aquí. En los comentarios a la noticia de El País con las declaraciones del ministro hay uno muy interesante:
Para repatriar a alguien debe saberse cuál es su patria y muchos inmigrantes simplemente se niegan a decirlo. ¿Les vamos a torturar para que confiesen?

La nueva normativa europea, pendiente de ser votada, establece que cuando una persona en situación irregular sea expulsada tendrá prohibida su entrada en territorio comunitario durante un periodo de cinco años. Sin embargo, se introduce el principio de retorno voluntario, que evitaría esta prohibición de entrada.
Cada inmigrante tiene derecho a dejar el país voluntariamente y los Estados miembros deberán fijar un plazo para ello de entre siete y 30 días. La directiva de retorno se aplica también a los menores no acompañados, aunque en este caso se prevén garantías específicas.
Todo un detalle.

Para finalizar, ofrecemos un extracto de la Declaración de la Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa en la Asamblea General de Kiev en septiembre del 2007, que nos parece muy interesante.
Los países de Europa deben ratificar las Convenciones Internacionales salvaguardando los derechos de los inmigrantes irregulares.
La libertad de movimiento es un derecho humano fundamental. El reconocimiento del mismo debe llevar necesariamente a la no criminalización de lo que hoy se llama "inmigración irregular". Consecuentemente, incluso si Europa está experimentando actualmente un incremento de llegadas de inmigrantes indocumentados, ésta no es razón para tratarlos de una forma degradante.
El intentar evitar la inmigración irregular, en favor de una entrada ordenada por una necesidad de mano de obra, es una reacción comprensible de los estados de Europa. Pero la mejor forma de abordar este problema es tratar las causas tanto de la inmigración forzada como de la voluntaria. Estas causas son:
• Guerras y otros conflictos entre o en los estados, desmoronando estructuras de estado, y provocando desastres medio ambientales y naturales.
• La violación de los derechos humanos y persecuciones.
• Enormes beneficios basados en el tráfico de seres humanos.
• Injustas relaciones comerciales entre el mundo desarrollado y los países menos desarrollados que conducen a las crisis económicas persistentes en estos países.
• La carga de la deuda de los países menos desarrollados es un problema que todavía no ha sido resuelto.
• La incapacidad del mundo desarrollado de cumplir los Objetivos del Milenio.
• La corrupción de los países de los inmigrantes y las exigencias y procedimientos estrictos para obtener un visado legal.

En otras palabras, mientras los bienes comunes, dados por Dios el Creador a toda la humanidad para que los compartamos, no sean distribuidos equitativamente, un hecho que obstaculiza que prevalezca la justicia y la paz, la inmigración – tanto regular como irregular – entrará en Europa. Al menos, mientras las comunicaciones modernas hagan obvia para todos la diferencia de las condiciones de vida a las personas de los países menos desarrollados y les animen a no conformarse a permanecer en unas condiciones de – en el mejor caso - mera supervivencia.

Así, la comunidad internacional debe buscar la dignidad y la integridad del ser humano cuando aplica las convenciones internacionales de los derechos humanos. Este respeto a la dignidad humana constituye la base de la Enseñanza Social de la Iglesia Católica. También constituye una piedra angular en su posición sobre los derechos de los inmigrantes irregulares. Ya en 1996, el papa Juan Pablo II en un mensaje en el Día del Inmigrante dijo: "Su estado irregular no puede permitir a los inmigrantes perder su dignidad, ya que están dotados de derechos inalienables, que no pueden ser ni violados ni ignorados". Consecuentemente, sólo aceptando la universalidad de la dignidad humana es posible distinguir entre los derechos humanos y los derechos de los ciudadanos para que sean garantizados por los estados individuales.

En una mayoría de estados Europeos los inmigrantes irregulares y víctimas del tráfico de personas no tienen acceso reconocido a asistencia legal o sanitaria o a una mínima subsistencia. En algunos países europeos, no tienen ni siquiera acceso a las mínimas atenciones para el cuidado de la salud. Esto es totalmente contrario a la enseñanza de Jesucristo: "Fui forastero y me acogisteis" (Mateo 25: 35).
Por ello,
• Considerando el hecho de que millones de inmigrantes irregulares viven y trabajan en Europa hoy.
• Considerando el hecho de que las condiciones de vida y trabajo de los inmigrantes irregulares en Europa suponen una discriminación respecto de lo que es normal en la sociedad en la que viven.
* Considerando el hecho de que cientos de miles de víctimas del tráfico de personas son forzadas a trabajar en condiciones incluso peores que los inmigrantes irregulares, condiciones comparables a una forma moderna de esclavitud.
* Considerando el hecho de que las convenciones internacionales de los derechos humanos hoy, no garantizan de facto que los derechos humanos de los inmigrantes – tanto regulares como irregulares- sean salvaguardados.
* Considerando el hecho de que existen tres recomendaciones y convenciones internacionales que pueden mejorar el respeto de la universalidad de la dignidad humana.
La Conferencia de las Comisiones de Justicia y Paz de Europa se une a otras organizaciones para demandar urgentemente que los parlamentarios de los países de Europa:
• Actúen decisivamente para asegurar un mínimo de derechos humanos para los inmigrantes irregulares según la Recomendación 1755 (2006) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa;
• Ratifiquen e implementen la Convención Internacional de la ONU para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Inmigrantes y los Miembros de sus familias, que fue adoptada unánimemente por la Asamblea General de la ONU en 1990, pero que sólo ha sido ratificada por tres países europeos.
• Ratifiquen e implementen la Convención sobre la Acción contra el Tráfico de Seres Humanos del Consejo de Europa CETS Nº 197 de 2005, que ha sigo firmado por todos los estados miembro del Consejo de Europa pero sólo ratificada por cuatro (se necesitan 10 países para su efectividad).

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