Del 8 al 11 de mayo se ha celebrado en la archidiócesis de Valencia un encuentro de familias inmigrantes convocado por el Sr. Cardenal Arzobispo. Ha sido una apuesta para mostrar la acogida de la iglesia de Valencia a los inmigrantes, ubicando este encuentro en las celebraciones de la fiesta de la Mare de Déu dels Desemparats, patrona de Valencia. Entiendo que tuvo como intención el ser una invitación a que todos, los antiguos valencianos o habitantes de Valencia y los recién venidos, de manera especial los católicos, celebraran juntos la fiesta, como hermanos e hijos de la Virgen.
La organización del encuentro, con actos académicos, litúrgico-pastorales y lúdicos, la llevo adelante, a pesar de que el tiempo no acompañó, el Programa de atención Social y Pastoral al Inmigrante, vinculado a Cáritas. Colaboró la Consellería de Inmigración y Ciudadanía y en el acto inagural, presidieron junto con el Sr. Cardenal y el delegado Episcopal de Cáritas, el Presidente de la Generalitat y la Alcaldesa de Valencia. En las primeras filas asistieron como invitados Obispos de los países con mayor número de inmigrantes en Valencia, quienes el viernes tendrían en diferentes parroquias el encuentro por nacionalidades, con sus antiguos feligreses.
Los temas giraron en torno a la familia. Como dijo una de las ponentes: cada inmigrante es un padre, o una madre, o un hermano, y el hecho de su migración afecta a toda la familia, sea en el país de origen o en el reencuentro por la reagrupación familiar en el nuevo contexto del lugar de acogida.
El Sr. Cardenal manifestó su deseo de que las leyes y los trámites consiguientes, facilitaran la reintegración de las familias de aquellos que quieren establecerse definitivamente entre nosotros.
El Presidente De la Generalitat, así como la Alcaldesa manifestaron su buena disposición para construir entre todos la nueva sociedad valenciana. Asimismo, la Secretaria de la Consellería de Inmigración y ciudadanía, que habló de la Ley Social que permita una igualdad de derechos y deberes para todos los habitantes de la Comunidad, especialmente los más débiles. Sólo falta, como dijo el Delegado Episcopal en la presentación: que como María en las bodas de Caná exponiendo la necesidad que tenían aquellos novios “no hablemos el lenguaje del derecho y la justicia, sino del amor y la misericordia”. Y se preguntaba:”¿Cabe decirlo mejor y hacer más? Sí. Que lo que dijo he hizo uno como el Padre le dio a entender, lo hagamos los que estamos aquí, y todos, como El nos lo dé a entender hoy”.
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