Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Crisis de caridad?

Por desgracia parece que se confirma que la crisis económica está afectando a las ONGs en dos aspectos, que se retroalimentan.
Lo he leído hoy en el gratuito ADN, cuya sección La Vida es muy interesante.
El primero es el aumento de personas que acuden a los servicios de asistencia de las entidades no gubernamentales. Ocurre en Barcelona. Está pasando en Cádiz.
Ocurre en nuestra provincia.
Lo constata Caritas.
Es un fenómeno mundial.


El segundo es el bajón en la cantidad de socios o de donativos a las organizaciones que trabajan por los más desfavorecidos.
Lo leemos aquí. Por cierto, en el cruce de comentarios que se puede leer en la noticia anterior habría mucho qua analizar. Animo a nuestros lectores a leer esos comentarios. Por supuesto, los más acertados, moderados, razonados y humanos me parecen los de Isabel y Alejandro. En los otros, como Alejandro dice, hay mucho de ignorancia.
El aumento de la demanda ha hecho que las ONGs pidan más recursos para atenderla. En cambio, se produce lo contrario.
Es interesante esta noticia.
Parece que en Estados Unidos el problema es grave y puede afectar muy negativamente a organizaciones caritativas.
Los inmigrantes no son una excepción.

Por tanto, el problema es doble: más personas para ayudar y menos recursos para hacerlo.

El caso de Caritas es específico, ya que no es una ONG; es la Iglesia en su vertiente caritativa.
Nuestros donativos o nuestro compromiso personal y económico no deberían verse afectados por la crisis, a no ser que falseemos, voluntariamente, nuestra fe.

En un artículo aparecido en el número 86 (abril-junio de 1998) de la revista de Caritas Corintios XIII, firmado por Miguel Gual Tortella, profesor de teología y párroco, entonces, de Manacor, se leía:

Vivir la caridad y construir la caridad constituyen, pues, para el cristiano, la globalidad de su compromiso…En la actualidad, quizá sea el término justicia el que mejor pueda definir la dimensión social de la vida teologal el cristiano. También en esta perspectiva parecen definirse los obispos españoles:
Desde esta perspectiva adquiere toda su nobleza y dignidad la dimensión social de la caridad…Con lo que entendemos por “caridad política” no se trata sólo ni principalmente de suplir las deficiencias de la justicia…Se trata más bien de un compromiso activo y operante, fruto del amor cristiano a los demás hombres, considerados como hermanos, a favor de un mundo más justo y fraterno, con especial atención a las necesidades de los más pobres.
[1] La caridad queda vacía de contenido concreto, si no aparece mediada por la justicia. Por esta razón, la justicia adquiere para el creyente el valor de camino a través del cual se alcanza la plenitud de la caridad. Además, sólo por el camino de la justicia se supera la tentación de convertir la fe en ideología. El concepto de justicia al que nos referimos no es un concepto puramente legal, sino ético y profético.
[1] Conferencia Episcopal Española, Los católicos en la vida pública, Madrid 1986, número 61.

A este artículo de Miguel Gual volveremos en posteriores posts.

La pregunta es: ¿puede la crisis afectar a nuestro compromiso, a la justicia, esto es, a la dimensión social de nuestra vida teologal, al núcleo de nuestra fe?

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