Hemos elegido el nombre de Odiseo porque para nosotros simboliza la figura del inmigrante, de quien recorre el mundo y experimenta la alegría o el dolor que causa la acogida o el rechazo de aquel pueblo que lo recibe. Queremos ser como Alcínoo, rey de los feacios, quien en la Odisea de Homero, recibe a Ulises con estas palabras:
Oíd lo que os digo, las palabras que mi corazón en el pecho me dicta. He aquí un huésped que no sé quién es; llegó errante a mi casa, venga ya de poniente o de donde amanece la Aurora, nos suplica encarecidamente que lo acompañemos.

martes, 3 de noviembre de 2009

Preocupación episcopal


La Comisión Episcopal de Migraciones, en un comunicado que ya tiene algunos meses, manifiesta su preocupación por dos asuntos que ahora cobran plena actualidad, como son la crisis económica y cómo ésta afecta al colectivo inmigrante y, por otro lado, las reformas legales que, en materia de extranjería, están a punto de ser aprobadas por las Cortes españolas.
El comunicado es el siguiente:



La Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, reunida en Madrid durante los días 25 y 26 de junio de 2009, ha recogido las exposiciones de los Departamentos, Misiones Católicas Españolas en Europa, y con las experiencias y comunicaciones de los mismos desea informar y orientar pastoralmente a propósito de nuestra actual crisis económica y como ésta afecta a los emigrantes.
Los obispos manifiestan una seria preocupación ante las propuestas legales que, emanadas de las Directivas europeas, puedan en su caso, afectar a la dignidad de los hermanos emigrantes y sus familias y a las personas e instituciones que promueven su integración en nuestra sociedad a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia y la tradición de ésta en su labor de acogida, hospitalidad y acompañamiento a los emigrantes.
Impulsados por el Evangelio y a la luz del Documento de la Conferencia Episcopal Española “La iglesia en España y los Inmigrantes” , advierten de los riesgos de una visión puramente economicista de las personas emigrantes que los someta al vaivén de situaciones económicas coyunturales.
Preocupa a los obispos todo aquello que pudiera afectar el legítimo ejercicio de los derechos humanos de los emigrantes y su dignidad como personas, hijos de Dios y hermanos.

Los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones




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